El Chupacabras
llega a México
El 1 de mayo de 1996 un reportaje en un programa de noticias de la televisión
mexicana alertaba a la población sobre el creciente número
de mutilaciones animales en las regiones de Jalisco, Sinaloa y Veracruz,
especialmente esta última en las poblaciones de Las Trancas,
Tlaliscoyan y Nachital, cuya economía gira en torno al ganado
caprino.
Sin embargo la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de
Veracruz no realizó ninguna investigación argumentando
que se habían enterado a través de los medios de comunicación.
La opinión de los expertos fue que se trataban de ataques de
coyotes o murciélagos.
Las primeras especulaciones hablaban de una nueva especie de murciélago
gigante de metro y medio de tamaño y un peso de unos 9 kg que
podría haber inmigrado procedente de Sudamérica, algo
así como los enjambres de abejas asesinas africanas.
José Burria, del Departamento de Agricultura Federal, atribuyó
por su parte las muertes a algún coyote o felino, posiblemente
exacerbado por la sequía en el norte del país. Claro que
no supo indicar por qué no habían ocurrido nunca antes
en situaciones semejantes. Mientras, las historias corrían gracias
a una prensa siempre ansiosa de aumentar sus dividendos, destacando
en esta labor los periódicos Sol de Sinaloa y Sol de Occidente.
El miedo se iba extendiendo y las economías locales percibían
los efectos de la poca predisposición a salir de sus hogares,
sobre todo de noche, por parte de lugareños de las pequeñas
poblaciones del norte de México. Ellos argumentaban que un humanoide
mujer-lobo aullaba y gemía en la oscuridad. Este hecho tiene,
según se dice, un precedente en la inusual ola de mutilaciones
animales que asoló la República Dominicana en 1978. Las
noticias de que seres humanos habían sido atacados por el Chupacabras
encendió mucho más los ánimos.
Teodora Reyes, vecina del villorrio Alfonso Genaro Calderón (sic),
en el estado de Sinaloa, mostró por televisión unas extrañas
"marcas de mordiscos", que en realidad parecían laceraciones
o quemaduras, producidas por una garra del Chupacabras. Sin embargo
ella no fue la única. Ángel Pulido, un granjero radicado
en el estado de Jalisco, mostró pinchazos semejantes en su brazo
derecho debidos, según señaló, a un gigantesco
murciélago que se parecía a una bruja. Y el alud aumenta
de volumen conforme progresa por la ladera descendente y aparecen nuevas
"víctimas" con pinchazos en puntos diversos del cuerpo
y de los que no poseían conciencia.
En el estado de Nayarit, la policia judicial, según se dice,
abrió fuego contra un Chupacabras en plena fuga antes de saltar
una cerca de 1,80 metros.
Conclusión
De lo poco que estamos seguros es que es un hecho el incremento de las
muertes de animales "vampirizados" en Puerto Rico y México.
Se ha informado ya de casos en Costa Rica, El Salvador, Guatemala, en
la Amazonía, en Florida y en otros puntos de EE.UU. como Cambridge
(Massachussets), la ciudad de Nueva York, Nueva Jersey, San Antonio,
San Francisco y Moscú en Rusia.
También se ha sabido que en 1993 una bestia de comportamiento
semejante atacó en Bulgaria causando varias muertes humanas,
según consta en la prensa del momento. En Puerto Rico los científicos
han atribuido los "ataques vampíricos" a caninos, de
una rara variedad de un solo colmillo quizás y a fieros macacos.
En México, fueron coyotes y murciélagos, con su carácter
distorsionado por la sequía. Los testigos y propietarios de animales
han sido calificados como incompetentes, desinformados e incluso mentirosos.
Escépticos y reputados ufólogos coinciden: fraudes, exageraciones
e histeria. Sin embargo para muchos quedan preguntas en el aire.
¿Por qué una sola marca de pinchazo? ¿Cómo
puede penetrar con suficiente profundidad en animales vivos para extraer
su sangre? ¿Qué tipo de extraña baba es la que
deposita sobre sus víctimas? Y sobre todo ¿Qué
está viendo la gente? Quizá todo sea el mito de la bestia
extraterrestre, pero vale la pena estudiarlo.
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