snow covered hillside

El misterio del hombre de Somiedo: un ermitaño, rituales y desapariciones

En el corazón del Parque Natural de Somiedo, en Asturias, circula una leyenda que ha traspasado generaciones: la del llamado “hombre de Somiedo”.

Este enigmático personaje, cuya existencia real nunca ha sido confirmada del todo, ha sido vinculado a rituales ocultistas, desapariciones inexplicables y fenómenos que muchos lugareños aún hoy prefieren no comentar abiertamente.

Somiedo: un enclave natural con historia y secretos

El concejo de Somiedo, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 2000, es una de las zonas más salvajes y menos alteradas del norte de España.

Sus paisajes montañosos, la presencia del oso pardo y la baja densidad poblacional han favorecido la persistencia de mitos rurales. En este entorno aislado, surgió a mediados del siglo XX el rumor de un hombre solitario oculto entre hayedos y brañas.

Testimonios de la época hablan de un hombre solitario, vestido con pieles, que evitaba el contacto humano y aparecía cerca de pueblos como Valle de Lago. Al principio se le veía como un ermitaño excéntrico, pero pronto surgieron historias mucho más inquietantes.

El ermitaño y los rituales nocturnos

Desde los años 60, testigos reportaron luces y cánticos extraños en las montañas de Somiedo, sobre todo en noches sin luna y cerca de cuevas como la del Pímpano.

Investigadores como Javier Montes vinculan estos fenómenos a rituales esotéricos con raíces en el paganismo astur, reforzados por hallazgos como huesos, símbolos y círculos de piedra.

La teoría más aceptada sugiere que el ermitaño formaba parte de un culto ocultista que operaba aprovechando el aislamiento del lugar, posiblemente con vínculos al druidismo atlántico, aunque sin pruebas concluyentes.

Desapariciones sin resolver

El mito tomó un giro más inquietante entre 1971 y 1984, cuando se registraron al menos tres desapariciones de excursionistas cerca del parque. Según datos del SEPA y la Guardia Civil, los casos se atribuyeron a accidentes, aunque los senderistas iban bien equipados y dejaron pistas contradictorias.

En 1973, uno de los cuerpos fue hallado semanas después en una grieta, con signos extraños que nunca se esclarecieron. Según La Nueva España, presentaba marcas simétricas y una expresión de terror. El caso fue cerrado sin resultados concluyentes.

Con el tiempo, las autoridades aumentaron los patrullajes y balizaron ciertas zonas por seguridad. Aun así, la leyenda del ermitaño creció, atrayendo a curiosos, esotéricos e investigadores del misterio.

El silencio de los vecinos

Una de las características más inquietantes del misterio del hombre de Somiedo es el silencio que rodea el tema en muchas aldeas del parque. Varios antropólogos sociales, como los que participaron en el estudio Narrativas del Miedo y la Memoria en el Medio Rural Asturiano” (Universidad de Oviedo, 2018), han destacado cómo ciertos relatos popularesse ocultan deliberadamente dentro de las comunidades para proteger su propia identidad o evitar atraer forasteros con intenciones sensacionalistas.

Una anciana de Saliencia, entrevistada en 2019 por el periodista Miguel Barrero para Atlántica XXII, afirmó: “Aquí hubo cosas que es mejor no recordar. Porque no todos los que vinieron a buscar respuestas salieron igual que entraron”.

Este tipo de declaraciones llenas de ambigüedad y misterio no hacen más que reforzar el aura de lo inexplicable que rodea al hombre de Somiedo.

Una figura que trasciende la leyenda

Con el tiempo, el hombre de Somiedo se ha vuelto un símbolo del imaginario rural asturiano. Para algunos, es un sabio al margen del mundo moderno; para otros, un eco de brujos guardianes de secretos prohibidos.

Para muchos más, es solo una forma de explicar lo que la razón no puede abarcar. Ni archivos municipales ni registros oficiales han confirmado su identidad, ni existen fotos o pruebas forenses.

Aun así, su impacto cultural es evidente. El escritor ovetense Alejandro López Andrada lo retrató de forma velada en Los dioses cansados, como símbolo del conflicto entre lo ancestral y lo racional.

Conclusión: Naturaleza, mito y límites de la realidad

El hombre de Somiedo encarna los límites difusos entre naturaleza y superstición, entre lo real y lo imaginado. En última instancia, un espejo de nuestras propias obsesiones: el miedo a lo desconocido, la fascinación por lo oculto, la necesidad de dotar de sentido a los vacíos.

En una era donde todo parece documentado, su leyenda persiste como un eco del miedo a lo desconocido y del deseo humano de encontrar sentido en el misterio.

Quizá nunca sepamos si existió de verdad o si fue una construcción colectiva. Sin pruebas ni certezas, su figura sigue viva en la memoria oral de Asturias, caminando, aunque sea en la sombra, por las sendas de uno de los rincones más enigmáticos de España.